domingo, 2 de octubre de 2016

Estoy harto

Estoy harto de las sonrisas falsas, en mi cara y en las ajenas. Harto del engaño y el autoengaño, de las falsas esperanzas y de vivir fingiendo que algún día mi vida será mía.

Estoy harto de que todo sea presión y prisas, de que todo importe, todo tenga repercusión. Harto de que todo tenga que ser seguido, de que las cosas no puedan esperar y de que todo tenga fecha. Harto, harto en general.

Estoy harto de que si no lo das todo no valga nada aunque sea suficiente. Estoy harto de esforzarme por cosas que no deberían existir, harto de que no haya más opciones.

Estoy harto de que me roben mi tiempo, como si fuera ilimitado, como si todos nosotros no fuésemos a tener un final. Harto de pensar que toda la vida es trabajo antinaturalmente excesivo en un vano sueño de libertad duradera, que en realidad sólo llega cuando dejamos de ser productivos y autosuficientes.

Estoy harto de los objetivos y las condiciones, y de pensar en lo que los demás quieren o esperan. Harto de hacerme pasar por quien no soy para que no me digan que no soy yo, y que podría ser distinto. Harto de no poder hacer cosas sólo porque quiero, de que todo tenga que tener una finalidad.

Estoy harto de esforzarme y agotarme, y de desgastarme. Harto de que las vacaciones sean contadas y ni siquiera sean reales. Harto de que quienes imponen eso no lo cambien pese a que sea totalmente inútil. Harto de las cadenas y de las ataduras.

Estoy harto. Harto de todo. Me voy a dormir, porque cuando sueño, como mínimo, soy libre.

Y estoy harto de que ni siquiera eso pueda hacerlo libremente.

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