domingo, 2 de octubre de 2016

El ciego amor

No sé qué hacer con mi vida.
La confusión ha hecho presa de mí.
Busco y no encuentro salidas,
por eso es que escribo hoy aquí.

Escribo sin destino y sin rumbo.
Escribo sin función ni razón.
Escribo sintiendo que me hundo,
el mundo pierde ya su sabor.

Pensaba que amaba a una dama
que alumbra mi vida cual Sol.
Pensaba que amaba a una dama,
y ahora resulta que hay dos...

Tan ciego que estaba Cupido,
me pidió que cogiera un rubí.
Me mostró esmeralda y zafiro,
y, dudando, ninguna escogí.

Prisionero del tiempo

Cada día aquí es un suplicio,
viene y se va en un suspiro.
Cada día lo paso vacío,
varado en el mar del olvido.

¿Seguirá el mundo avanzando,
allende mi vista y mi mano?
¡Sí, sigue, me ha abandonado
a merced del tiempo y su paso!

Devuélveme, Tiempo,
a ti te lo pido,
los años que siento
que he perdido.

Estoy harto

Estoy harto de las sonrisas falsas, en mi cara y en las ajenas. Harto del engaño y el autoengaño, de las falsas esperanzas y de vivir fingiendo que algún día mi vida será mía.

Estoy harto de que todo sea presión y prisas, de que todo importe, todo tenga repercusión. Harto de que todo tenga que ser seguido, de que las cosas no puedan esperar y de que todo tenga fecha. Harto, harto en general.

Estoy harto de que si no lo das todo no valga nada aunque sea suficiente. Estoy harto de esforzarme por cosas que no deberían existir, harto de que no haya más opciones.

Estoy harto de que me roben mi tiempo, como si fuera ilimitado, como si todos nosotros no fuésemos a tener un final. Harto de pensar que toda la vida es trabajo antinaturalmente excesivo en un vano sueño de libertad duradera, que en realidad sólo llega cuando dejamos de ser productivos y autosuficientes.

Estoy harto de los objetivos y las condiciones, y de pensar en lo que los demás quieren o esperan. Harto de hacerme pasar por quien no soy para que no me digan que no soy yo, y que podría ser distinto. Harto de no poder hacer cosas sólo porque quiero, de que todo tenga que tener una finalidad.

Estoy harto de esforzarme y agotarme, y de desgastarme. Harto de que las vacaciones sean contadas y ni siquiera sean reales. Harto de que quienes imponen eso no lo cambien pese a que sea totalmente inútil. Harto de las cadenas y de las ataduras.

Estoy harto. Harto de todo. Me voy a dormir, porque cuando sueño, como mínimo, soy libre.

Y estoy harto de que ni siquiera eso pueda hacerlo libremente.

lunes, 18 de julio de 2016

El abrazo de la Muerte

Se me acerca sonriendo,
tan hermosa, tan jovial,
y me dice «Yo te advierto
que mi atracción es fatal».

Ya no recuerdo los rasgos
que cautivaron mi amor,
mas jamás cayó tan raudo,
presa de él, mi corazón.

Es, entonces, que su cara
a deshacerse comienza.
yo voy corriendo a abrazarla,
ella se torna quimera.

Y su piel se transparenta,
y después su carne enjuta.
Y sólo hueso ya queda,
veo una muerte segura.

Y, de pronto, veo el filo
de su afilada guadaña.
Y, de pronto, siento el frío
atravesar mis entrañas.

«Te lo advertí», ella dijo.
Me lo avisó, era cierto,
pero ignoré aquel aviso,
y por eso estoy muerto

miércoles, 15 de junio de 2016

martes, 14 de junio de 2016

Lunes de pesares, el día que todos odiamos

El sábado se es ido, el viernes ya pasó.
El domingo es venido, y con él el dolor.
El lunes, acechante, es un fuego en mi interior,
brava llama que me quema, que mis ansias abrasó.

El fin de la semana se está por agotar.
Harto de todo esto, muerte pido, y paz,
Caigan sobre mí tanto el hacha como el haz,
Antes de otro ciclo de torturas comenzar.

Y en el ocaso de aquello que fue libertad,
las mentiras lamento y la ilusión de placer
que otrora ocultaran l.a cruel realidad.

Y por querer nada más, jamás, haber de hacer,
por incapaz de gozar la fugaz mocedad,
pido ya reposar de afanado bachiller.

jueves, 9 de junio de 2016

Por qué escribo

Escribo porque las hojas mis letras no oyen,
escribo para poner ideas en orden.
Escribo porque el papel mis palabras no juzga,
y porque así mi mente sus rincones hurga.

Escribo para ver, orgulloso, el producto
maltrecho y herido de mi júbilo y luto.
Para dar un sentido a mi holgada vida,
que, de no ser así, estaría vacía.

Escribo por diversión o por aburrimiento,
por ausencia o exceso de pensamiento.
Escribo porque quiero, y porque puedo,
porque lo llevo dentro, y porque debo.